El SPF es un factor clave a la hora de decidir la mejor protección solar para bebés. La piel de los bebés es la mas delicada que existe, ya que su capa córnea aun está en proceso de formación y por tanto es más delgada que la de los adultos, con lo cual necesita la máxima protección posible.
La protección de un bebé frente al sol siempre debe realizarse a través de la ropa en primer lugar, incluso existen trajes de baño diseñados especialmente para los mas pequeños, que les permiten bañarse en playas o piscinas a la vez que protegen su piel frente a las radiaciones, los parasoles, gorros, gafas de sol y en segundo lugar a través de los protectores solares para cubrir todas aquellas zonas que no queden protegidas por las prendas de vestir.
Los bebés nunca pueden estar expuestos de forma directa al sol, siempre deben estar a la sobra y la luz que reciban debe ser aquella que les llegue de manera indirecta. Dicho esto, a continuación, vamos a definir que significa el SPF o factor de protección solar.
¿Qué es el SPF?
El SPF o factor de protección solar es un concepto que responde al baremo de tiempo que nuestra piel está protegida frente a las radiaciones solares. Los protectores por tanto se clasifican en función del grado o tiempo de protección, que va desde el SPF 5-6 (MÍNIMA PROTECCIÓN) hasta el SPF 50+ (MÁXIMA PROTECCIÓN).
Además del grado de protección o tiempo de protección hay que tener en cuenta los distintos tipos de radiación a los que estamos expuestos:
- RAYOS UVB: son los responsables de las quemaduras solares, las reacciones o alergias, así como el cáncer de piel, estos rayos inciden en la capa mas superficial de nuestra piel, la epidermis.
- RAYOS UVA: Son los responsables del envejecimiento, cáncer cutáneo y manchas, estos rayos penetran en las capas más profundas de la piel.
- RAYOS INFRARROJOS (IR): Estos rayos también llegan a los niveles más profundos de nuestra piel causando su deshidratación.
- LUZ VISIBLE (HEVL): provoca el envejecimiento prematuro de nuestra piel, así como estrés oxidativo y manchas cutáneas.
¿Qué protección SPF necesita un bebé?
Recapitulando los conceptos anteriores, un bebé necesitará la protección más completa posible, por tanto, siempre será una protección de SPF 50+ que garantice el espectro temporal más amplio posible, de protección frente al sol y además que le proteja frente a todos los tipos de radiación existentes; UVB, UVA, IR y HEVL.
Lo que determinará la elección de un fotoprotector infantil u otro, serán las diferentes tipologías o composiciones en función de las características y necesidades de la piel de nuestro bebé:
FILTROS FÍSICOS O INORGÁNICOS:
Son aquellos que reflejan la luz y actúan desde el primer momento de la aplicación, por tanto, no hará falta su aplicación previa a la exposición solar. Y están especialmente indicados para pieles sensibles o atópicas.
Este tipo de filtros son los idóneos para bebé menores de 6 meses y aquellos que tienen la piel especialmente sensible y delicada para no crear ningún tipo de reacción cutánea, además tienen la ventaja que son efectivos desde el primer momento de la aplicación.
Su textura es espesa y blanquecina, con lo cual hay que masajearos para que queden completamente extendidos y uniformes en la piel.
FILTROS QUÍMICOS U ORGÁNICOS:
Son aquellos que absorben la radiación solar, se deben aplicar 20 minutos antes de la exposición al sol.
Se podrían empezar a utilizar a partir de los 6 meses de edad, pero sería más recomendable a partir de los 2 años de edad y en particular en aquellos niños que no tienen un fototipo de piel; tipo I o tipo II, es decir pieles muy blancas o con pecas, pelo rubio o pelirrojo y ojos claros. Hay que aplicarlos 20 minutos antes de la exposición al sol, para que puedan tener efectividad desde el momento en que incida por primera vez la luz solar.
Tienen una textura fluida que se extiende y absorbe con mayor facilidad que los anteriores.
COMBINACIÓN DE FILTROS FÍSICOS Y QUIMICOS:
Se trata de una combinación de los dos tipos anteriores, actualmente en el mercado la mayoría están formulados con ambos tipos de filtros, han demostrado tener una alta efectividad, se pueden utilizar a partir de los 6 meses de edad y la combinación de ambas tecnologías de protección frente al sol los hace muy eficaces, su textura suele ser mas fluida que los que únicamente llevan filtros físicos y por tanto más fácil de extender en la piel.
Es importante tener en cuenta que independientemente del tipo de filtro que hayamos escogido, se debe reaplicar cada dos horas o después de cada baño, para que la protección sea eficaz y duradera mientras exista exposición al sol.